el santo padre francisco

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lunes, 22 de julio de 2013

Francisco: "No tengo oro ni plata, traigo lo más valioso: Jesucristo"

El papa Francisco expresó este lunes que no tiene "oro ni plata", sino que trae consigo "lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo" y pidió "permiso" al pueblo de Brasil que hoy lo recibe "para pasar esta semana con ustedes". "He aprendido que, para tener acceso al pueblo brasileño, hay que entrar por el portal de su inmenso corazón: permítanme, pues, que llame suavemente a esa puerta. Pido permiso para entrar y pasar esta semana con ustedes. No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo", dijo el pontífice al iniciar su discurso en portugués en el Palacio Guanabara, donde fue recibido por la presidenta Dilma Rousseff. Sostuvo también que "la juventud es el ventanal por el que entra el futuro en el mundo" y "nos impone grandes retos". En el marco de la ceremonia de bienvenida de la presidenta Rousseff, el argentino Jorge Bergoglio dijo que "nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio, tutelar las condiciones materiales y espirituales para su desarrollo, darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida". Bergoglio llegó a bordo de un helicóptero, luego de un traslado en automóvil cerrado durante la mayor parte del trayecto desde el aeropuerto, y en el "papamóvil" descubierto que atravesó unas 10 cuadras del centro de Río, ante miles de jóvenes que lo saludaban a su paso. Siempre sonriente, fue saludando con su mano en alto al cordón humano que se congregaba a los costados del paso del vehículo, mientras efectivos de seguridad lo custodian celosamente. El papa Francisco arribó a Río de Janeiro a las 16 (hora de Argentina) para presidir la Jornada Mundial de la Juventud y fue recibido por una comitiva que encabezó la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Miles de jóvenes procedentes de todo el mundo se congregaban en las adyacencias de la catedral de Río de Janeiro a la espera de la llegada del papa Francisco. La catedral, con sus imponentes vitrales, sirve de espacio de encuentro y de visita obligada para los peregrinos que, portando las banderas de sus países, vivan ante la inminente llegada del pontífice. El contingente nacional y de los países sudamericanos es el más nutrido y la delegación argentina se hace sentir especialmente dentro del templo, donde al finalizar cada canción se pueden escuchar los gritos de "Argentina, Argentina". Detrás del edificio y sobre la nave exterior se encuentra apostado ya el papamóvil y la escolta policial motorizada que acompañará al Santo Padre durante su primer contacto con los jóvenes en suelo latinoamericano.

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