el santo padre francisco

el santo padre francisco
el santo padre francisco

jueves, 25 de julio de 2013

Francisco hizo vibrar a un millón y medio de jóvenes en Copacabana

El papa Francisco convocó este jueves en Rio de Janeiro a la juventud a a sumarse a la "revolución de la fe" y abandonar las "ilusiones" del dinero y del poder que convierten a las personas en insatisfechas en la sociedad del consumo. Ante un millón y medio de personas en Copacabana que lo recibieron con una fiesta que coloca al argentino Jorge Bergoglio como un líder global de masas, al paso de su papamóvil el pontífice aumentó el romance popular iniciado desde su llegado a Brasil. En la homilía posterior a la apertura de la 28a. Jornada de la Juventud en Copacabana, el papa insistió en el tema de las ilusiones y las insatisfacciones de los jóvenes en el siglo XXI, donde el consumismo, el dinero y el poder chocan con los valores de Jesús y de su iglesia. "Poné tu confianza en Jesús y no te defraudará, la fe en nuestra vida hace una revolución que podríamos llamar de copernicana, porque nos quita del centro y pone a Dios en el centro". Y enfatizó: "La fe es revolucionaria y te pregunto a vos si estás dispuesto a entrar en esta ola de la revolución de la fe. Sólo entrando tu vida tendrá sentido y será fecunda". El papa afirmó que "tener dinero y poder pueden generar un momento de embriaguez, una ilusión de ser feliz, pero son el dinero y el poder que nos poseen a nosotros y nos llevan a querer siempre más, a nunca estar satisfechos". Con dinero y poder, apenas, continuó, "terminamos empachados y no alimentados y es muy triste ver a la juventud empachada pero débil, porque la juventud debe ser fuerte y alimentarse de su fe y no empacharse con otra cosa". El Papa usó una metáfora culinaria al afirmar que la receta para la juventud para una vida en plenitud es "ponerle fe a la vida para que tenga un sabor nuevo, ponerle esperanza para iluminar el horizonte y ponerle amor para que la existencia sea una casa construida fuerte como una roca". • Previa A la una de la tarde, cuatro horas antes de la llegada del papa Francisco, todos los accesos de Copacabana fueron bloqueados al tránsito y el metro comenzó a escupir una inmensa multitud que se tomó este famoso barrio de Río de Janeiro a los gritos de "Ésta es la juventud del Papa". A las cinco de la tarde, cuando el pontífice inició su recorrido de papamóvil desde el Fuerte de Copacabana hasta el palco en que saludaría a los jóvenes, los organizadores anunciaron que ya había un millón de personas en la playa más famosa de Brasil. Pero a esa hora el metro seguía escupiendo grandes grupos de diferentes nacionalidades que se juntaban a los que esperaban desde muy temprano para escoger los mejores lugares y que resistían a la lluvia con capas plásticas. A las seis de la tarde, ya en el gigantesco palco montado en medio de la playa, el pontífice se sorprendió de ver la inmensa multitud que desafiaba un inusual frío en Río de Janeiro para verle y que no dejaba espacios en la playa. El clima de confraternidad entre grupos diferentes, que a veces llegaba a parecer clima de coqueteo, se expandió rápidamente por las calles de Copacabana con dirección a la playa, cerradas para los autos pero abiertas para la multitud. Un grupo de angoleños pasó por el paseo de Copacabana arrastrando una multitud con sus tambores, sus cantos y sus bailes, así como hicieron diferentes grupos brasileños equipados con sus tradicionales instrumentos musicales. Durante toda la tarde el paseo marítimo fue cruzado de lado y lado por extensos cordones de personas tomadas de la mano para no perderse, que eran encabezados por un líder con la bandera del país que procedían o por un religioso en sotana, y que buscaban un lugar estratégico para ver el papamóvil o próximo a una de las gigantescas pantallas de televisión que retransmitieron el evento. En medio de esa fiesta los gritos sólo se unificaban al paso de un papamóvil equipado con luces internas para destacar la figura del pontífice o cuando el locutor oficial pedía vivas a Francisco. Francisco: "Esta semana, Río se convierte en el centro de la Iglesia" El Papa encabezó el primer evento masivo de la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil. Cerca de 1,5 millones lo arroparon en Copacabana. “He venido a contagiarme con el entusiasmo de ustedes. Vine a ser confirmado por su fe”, aseguró ante la multitud "Queridos jóvenes. Buenas tardes. Primeramente quiero agradecer el testimonio de fe que están dando porque es más fuerte que el frio y la lluvia", comenzó su discurso el papa Francisco en la playa de Copacabana tras culminar un largo recorrido por las calles de Río de Janeiro escoltado por una incansable multitud. Allí recordó que la primera Jornada Mundial de la Juventud fue celebrada en Argentina en 1987. "Guardo vivas las palabras de Juan Pablo II: 'Tengo mucha esperanza en ustedes y espero sobre todo que renueven su fe por Cristo'", aseguró. “También quisiera mencionar el trágico accidente en la Guayana francesa que sufrió un grupo de jóvenes que venía hacia aquí. Alli murió Sofie Mauriner y otros resultaron heridos. Pido un minuto de silencio y oración por Sofie y por el dolor de sus familiares”, expresó Francisco en referencia a una tragedia que sufrió una misión de 600 jóvenes franceses que se encontraban trabajando en la nación vecina del Brasil en la semana previa a las JMJ. “Este año, la Jornada vuelve por segunda vez a Latinoamérica. Y ustedes han respondido a la invitación de Benedicto XVI para celebrarlo. A él, que nos convoco aquí, les brindamos un saludo y un fuerte aplauso”, exclamó. “Ustedes saben que antes de venir a Brasil, estuve charlando con él y le pedí que me acompañara en el viaje con la oración. Me dijo: 'lo acompaño con la oración'. Y ahora nos está viendo por televisión” El Sumo Pontífice comenzó sus palabras hablando en un portugués precavido pero la interrupción de un cántico del público le alcanzó para desatarse y cambiar a su español natal. “Mi mirada se extiende sobre todos ustedes, que vinieron de todos los continentes. Distancias geográficas, social y humanas. Hoy estamos todos unidos aquí”, afirmó. “Esta semana Rio se convierte en el centro de la Iglesia con su corazón joven. El tren ha atravesado la nación brasileña y hoy ha llegado a Rio. El Cristo redentor nos abraza, nos bendice. Viendo este mar, la playa y a todos ustedes, me viene el momento en que Jesús llamo a sus discípulos a orillas del Lago de Tiberiades. Hoy Jesús nos sigue preguntando: "¿Querés ser mi amigo, querés ser testigo del evangelio?”, dijo el papa Francisco ante un millón y medio de personas que se hicieron presentes para conocer su voz. Aunque su discurso fue breve teniendo en cuenta el cansancio y expectativa que provocó en los peregrinos movilizados hasta el escenario indicado, la ceremonia estaba marcada de antemano como un regalo que los jovenes dedicaban a su visita y no se trataba del momento que el Papa debía dejar su discurso más importante durante su paso por Brasil. “Sus familias les han transmitido el gran don de la fe. Cristo ha crecido en Uds y hoy quiere venir aquí”, exclamó. Y agregó: “Hoy he venido yo también para confirmar el entusiasmo de la fe de ustedes”. Por último se refirió a la alegría de los ciudadanos cariocas y les agradeció su apoyo. "Que feo es un obispo triste. Por eso, para que mi fe no sea triste, he venido para contagiarme con el entusiasmo de ustedes. A todos les digo: ¡Bienvenidos a esta fiesta de la Fe!", resaltó. “Muchos jóvenes están reunidos para vivir este momento. Sintámonos unidos y tengan certeza que mi corazón los abraza a todos con afecto universal. El Cristo Redentor los acoge y los abraza desde esta bellísima ciudad”. “A todos y a cada uno un abrazo afectuoso en Jesús y con Jesús. Bem vindos a vigesima jornada de la juventud”, concluyó ante un público que estalló en aplausos. Más temprano, el papa Francisco pidió este jueves a los jóvenes nunca desanimarse por la corrupción, tras las masivas manifestaciones que sacudieron recientemente a Brasil exigiendo castigos para políticos corruptos y transporte, educación y salud de calidad. "Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés", dijo el papa en la favela de Varginha, ante miles de personas. Además, el Sumo Pontífice recibió a jóvenes argentinos."Quiero líos en las diócesis; quiero que se salga afuera, Quiero que la Iglesia salga a las calles", exclamó Francisco ante la multitud. El Papa pidió especial atención en "los dos extremos de la vida" e hizo hincapié en no licuar la fe: "Pueden tomar un licuado de manzana, un licuado de naranja, pero no tomen licuado de la fe; la fe no se licúa. Es la fe en Jesús". • Que sigue Como en los días anteriores, Francisco tendrá una jornada cargada en tierras cariocas en el marco del la "Jornada Mundial de la Juventud". A las 10, el Papa confiesa a varios jóvenes en el parque de la Quinta de Boa Vista. Una hora más tarde recibe a algunos jóvenes reclusos en el palacio arzobispal San Joaquín de Río y a mediodía rezará el Angelus desde el balcón del mismo palacio arzobispal y saluda al Comité organizador de la JMJ y a sus benefactores. A las almorzar con un grupo de jóvenes, representantes de los cinco continentes y la ultima actividad y más destacada de la jornada será la realización del Vía Crucis y su discurso alusivo para finalizar con el paseo marítimo de Copacabana.
Francisco, el Papa que al ser electo aseguró que venía del fin del mundo, fue aclamado hoy bajo la lluvia por cientos de miles de personas al recorrer en papamóvil descubierto la avenida que bordea la playa de Copacabana. El gesto de visitar más temprano una favela donde reclamó la inclusión social de los marginados, le valió el reconocimiento. Como en sus anteriores paseos en papamóvil, el primer papa latinoamericano de la historia rompió el protocolo y se mostró llano y accesible: estrechó manos, besó niños, cambió su solideo (el casquete de seda blanco), por el que le entregó un fiel y hasta tomó un mate que le ofrecieron. El Papa llamó a renovar el compromiso cristiano ante una multitud reunida en la playa de Copacabana, donde destacó que la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es una “gran fiesta de fe” y agradeció al papa emérito Benedicto XVI que acompañe desde el Vaticano a los jóvenes mediante la oración. “Esta semana, Río se convierte en el centro de la Iglesia, en su corazón vivo y joven, porque ustedes han respondido con generosidad y entusiasmo a la invitación que Jesús les ha hecho a estar con él, a ser sus amigos”, aseguró. Ante una multitud, estimada en “más de un millón de personas” por los organizadores, Francisco dio la bienvenida a la JMJ en “esta maravillosa ciudad de Rio de Janeiro” y expresó tanto en portugués como en castellano: “Bem vindo. Bienvenidos a esta gran fiesta de la fe”. “Ustedes son más fuertes que el frío y que la lluvia”, saludó al destacar la masiva convocatoria, pese a las condiciones climáticas inusuales en la ciudad carioca. Desde el imponente escenario, el Papa advirtió a los jóvenes de cinco continentes sobre “la tentación” de poner al tener, al dinero y el poder en el centro de sus vidas, porque “da felicidad”. “El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar satisfechos”, alertó. Tras lamentar que “es muy triste ver una juventud empachada, pero débil”, exhortó a “ser fuertes, alimentarse, y no empacharse”. “Pon fe, pon esperanza, pon amor”, sintetizó en medio de aplausos y gritos de una multitud. Atendiendo un pedido del pontífice, el alcalde de Rio envió a una monja una canasta con una docena de huevos para ser colocada a los pies de Santa Clara, pidiendo que el tiempo mejore.

No hay comentarios:

Publicar un comentario