el santo padre francisco

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sábado, 27 de julio de 2013

Francisco volvió a romper el protocolo y se colocó un sombrero indígena

El papa Francisco volvió hoy a sorprender y hacer gala de su informalidad, al ponerse un adorno de cabeza indígena llamado "cocar" que le fue regalado por uno de los 40 representantes de la nación brasileña Pataxó que intervienen en Río de Janeiro hasta el domingo en la Jornada Mundial de la Juventud. El hecho ocurrió al final del encuentro que mantuvo con la clase dirigente de Brasil, en el Teatro Municipal de la ciudad carioca, y saludó a representantes de los diferentes estamentos sociales. Varios indios, ataviados con sus ropas tradicionales, se acercaron hasta el Papa para saludarlo.
Inclusive, a una mujer india la bendijo y la besó. Después saludó a un indio, al parecer un jefe de una de las comunidades indígenas del Amazonas, quien se quitó el cocar, confeccionado con plumas blanca y marrón, y se lo colocó al papa, quien no dudó en posar, en medio de los aplausos de los presentes. Después se lo quitó y lo volvió a colocar en la cabeza del indio. En una fiesta llena de música, de risas de niños y de indios con vestimentas coloridas, el papa se puso una toca indígena de plumas, recibió flores de bailarinas y llamó a representantes de la sociedad civil al diálogo entre todos los sectores para enfrentar las diferencias. "Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, universitaria, juvenil, la cultura artística y tecnológica, la cultura económica, de la familia y los medios de comunicación'', dijo Francisco a la multitud. Al concluir el discurso recibió el saludo de representantes de la sociedad civil: los niños le entregaron flores y lo cobijaron en un abrazo todos juntos. Luego tres indígenas se acercaron y cuando intentaron arrodillarse para saludarlo Francisco no lo permitió , los tomó del brazo y estando de pie los abrazó y les hizo la señal de la cruz en la frente. Fue allí cuando uno de ellos, el indio pataxó Ubirai, de 26 años y procedente de Bahía, según versión de diario O Globo, se quitó su adorno de plumas blancas y negras y se lo puso al pontífice, que se dio la vuelta para mostralo a los participantes, que lo aplaudieron y ovacionaron de pie. "Diálogo, diálogo, diálogo'' pareció ser un mensaje a Brasil, el país que lo recibió en su primer viaje oficial como pontífice y que se ha visto sacudido desde junio por una ola de protestas, a veces violentas, en demanda de mejores servicios y contra la corrupción. El papa Francisco también se reunió esta mañana con obispos y religiosos de la región y los mandó a salir de las parroquias y tener coraje para de difundir el Evangelio. Francisco se vio eufórico al iniciar su día e ingresar a la Catedral Metropolitana, un templo de forma cónica, con sus paredes internas cubiertas de vitrales, al ser rodeado por prelados y seminaristas que lo abrazaban y tomaban fotos para conmemorar su presencia, en el penúltimo día de la Jornada Mundial de la Juventud, en Brasil. Al pedirles tener coraje para llevar el Evangelio a los jóvenes, Francisco instruyó a los 655 obispos de las Américas y miles de religiosos a educar a los jóvenes ``a salir, a ponerse en marcha, a ser callejeros de la fe''. PERDER EL TIEMPO Así como el jueves llamó a los jóvenes a escuchar a los viejos, el sábado llamó a los obispos a escuchar a los jóvenes. "Sepamos perder el tiempo con ellos. No podemos permanecer encerrados en la parroquia, en nuestras comunidades, cuando hay tanta gente esperando el evangelio'', exclamó a los religiosos, un mensaje que se ha convertido en un mantra de su papado. El jueves, en un encuentro con peregrinos de su país, Francisco pidió a los jóvenes "hacer lío'', una expresión coloquial que utilizó para pedirle a los fieles sacudir a la iglesia y llevarla a las calles. "No es un simple abrir la puerta para acoger, sino salir por ella para buscar y encontrar. Pensemos con decisión en la pastoral desde la periferia, comenzando por los que están más alejados, los que no suelen frecuentar la parroquia. También ellos están invitados a la mesa del Señor. En el cruce de los caminos andá a buscarlos'', manifestó el papa. Una multitud esperó al pontífice bajo la lluvia en la entrada del templo cuando salió para un encuentro con representantes de la sociedad civil de Brasil. Fue recibido con una ovación de pie en el teatro municipal de diseño clásico, mientras la orquesta del Teatro Municipal tocaba piezas en su honor. En el teatro, el papa escuchó el discurso de Walmir Junior, un joven de 28 años de una favela de Rio quien superó la dependencia de las drogas con ayuda de la iglesia y logró graduarse en la Universidad Católica como profesor de historia. En la calle, fieles lo aguardaban bajo una copiosa lluvia. Una de ellas, Claudina Rosa, secretaria brasileña de 32 años, destacó su mensaje de diálogo. "Nosotros no tenemos cómo acceder a nuestros dirigentes, ellos no nos escuchan. Es excelente que el papa pida diálogo'', declaró Rosa.

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