el santo padre francisco

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jueves, 24 de julio de 2014

24 de septiembre de 2013 - El Papa Francisco defiende a los inmigrantes y refugiados

Con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, Jorge Bergoglio pidió respeto por los millones alrededor del mundo que están en esa situación. A través de un texto difundido por el Vaticano, el Papa Francisco reclamó por los derechos de los millones de emigrantes y refugiados de todo el mundo de cara a la Jornada, a efectuarse el 19 de enero. Bajo el título de “Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor”, en el escrito exigió respeto hacia los hombres y mujeres que “abandonan o son obligados a abandonar sus casas por muchas razones, que comparten el mismo deseo legítimo de conocer, de tener, pero sobre todo de ser ‘algo más’”, agregando que no deben ser tratados como “peones sobre el tablero de la humanidad”. Hizo hincapié en que el trabajo esclavo y la trata de personas son “moneda corriente”, sentó posición criticando a las empresas que abusan de la situación de estas personas, al decir que “no se puede reducir el desarrollo al mero crecimiento económico, obtenido con frecuencia sin tener en cuenta a las personas más débiles e indefensas”. El Papa instó por un “cambio de actitud” hacia los inmigrantes y los refugiados, dejando a un lado la discriminación para darle lugar a la integración, pasando de la “cultura del rechazo” a la “cultura del encuentro”: “Es la única manera capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor”. Según las cifras que maneja el Vaticano, difundidas por el cardenal Antonio María Vegliò (presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes), hasta 2013 son 232 millones las personas en situación de inmigración y refugiados, lo que representa un 3,2% de la población mundial. Por último, cerró con un cálido mensaje esperanzador hacia los millones alrededor del mundo en esa situación: “Queridos emigrantes y refugiados. No perdáis la esperanza de que también para vosotros está reservado un futuro más seguro, que en vuestras sendas podáis encontrar una mano tendida, que podáis experimentar la solidaridad fraterna y el calor de la amistad”.

23 de septiembre de 2013 - tweet del Papa Francisco

Cuando se vive apegado al dinero, al orgullo o al poder, es imposible ser feliz

22 de septiembre de 2013 – Visita Pastoral del Papa Francisco a Cagliari

El Papa Francisco celebró en la mañana del domingo 22 de septiembre la Santa Misa en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria, vinculado de modo especial a su ciudad natal de Buenos Aires al que debe su nombre. Fuera de la basílica el Santo Padre mantuvo un encuentro con las autoridades civiles, y otro con los enfermos.Durante la Santa Misa, al término de la Comunión, el Papa se dirigió ante la imagen de la Virgen de Bonaria para realizar un acto de consagración a María, ofreciendo un homenaje floral e incensando la estatua mientras se cantaba el himno Madre Santa.
ENCUENTRO CON POBRES Y PRESOS : Queridos hermanos y hermanas: Gracias a todos por estar aquí, hoy. En vuestros rostros veo fatiga, pero veo también esperanza. Sentíos amados por el Señor, y también por tantas personas buenas, con cuyas oraciones y obras ayudan a aliviar los sufrimientos del prójimo. Yo me siento en casa, aquí. Y también espero que vosotros os sintáis en casa en esta Catedral: como se dice en América Latina, «esta casa es vuestra casa», es vuestra casa. Aquí sentimos de modo fuerte y concreto que somos todos hermanos. Aquí el único Padre es el Padre nuestro celestial, y el único Maestro es Jesucristo. Entonces lo primero que quería compartir con vosotros es precisamente esta alegría de tener a Jesús como Maestro, como modelo de vida. Miremos hacia Él. Esto nos da mucha fuerza, mucha consolación en nuestras fragilidades, en nuestras miserias y en nuestras dificultades. Todos nosotros tenemos dificultades, todos. Todos nosotros que estamos aquí tenemos dificultades. Todos nosotros que estamos aquí —todos— tenemos miserias y todos nosotros que estamos aquí tenemos fragilidades. Nadie aquí es mejor que el otro. Todos somos iguales ante el Padre, todos. Y mirando a Jesús nosotros vemos que Él ha elegido el camino de la humildad y del servicio. Es más, Él mismo en persona es este camino. Jesús no fue indeciso, no fue un «indiferente»: hizo una elección y la llevó adelante hasta el fondo. Eligió hacerse hombre, y como hombre hacerse siervo, hasta la muerte de cruz. Este es el camino del amor: no hay otro. Por ello vemos que la caridad no es un simple asistencialismo, y menos un asistencialismo para tranquilizar las conciencias. No, eso no es amor, eso es negocio, eso es comercio. El amor es gratuito. La caridad, el amor es una opción de vida, es un modo de ser, de vivir, es el camino de la humildad y de la solidaridad. No hay otro camino para este amor: ser humildes y solidarios. Esta palabra, solidaridad, en esta cultura del descarte —lo que no sirve, se tira— para que queden sólo los que se sienten justos, los que se sienten puros, los que se sienten limpios. Pobrecitos. Esta palabra, solidaridad, corre el riesgo de que sea suprimida del diccionario, porque es una palabra que molesta, molesta. ¿Por qué? Porque te obliga a mirar al otro y a darte al otro con amor. Es mejor suprimirla del diccionario, porque molesta. Y nosotros, no, nosotros decimos: éste es el camino, la humildad y la solidaridad. ¿Por qué? ¿Lo hemos inventado nosotros, sacerdotes? ¡No! Es de Jesús: Él lo ha dicho. Y queremos ir por este camino. La humildad de Cristo no es un moralismo, un sentimiento. La humildad de Cristo es real, es la elección de ser pequeño, de estar con los pequeños, con los excluidos, de estar entre nosotros, pecadores todos. Atención, ¡no es una ideología! Es un modo de ser y de vivir que parte del amor, parte del corazón de Dios. Esto es lo primero, y me gusta mucho hablar de ello con vosotros. Miremos a Jesús: Él es nuestra alegría, pero también nuestra fuerza, nuestra certeza, porque es el camino seguro: humildad, solidaridad, servicio. No hay otro camino. En la imagen de Nuestra Señora de Bonaria, Cristo aparece entre los brazos de María. Ella, como buena madre, nos lo indica, nos dice que tengamos confianza en Él. Pero no basta con mirar, hay que seguir. Y este es el segundo aspecto. Jesús no ha venido al mundo a hacer un desfile, a hacerse ver. No ha venido para esto. Jesús es el camino, y un camino sirve para caminar, para recorrerlo. Entonces yo quiero ante todo dar las gracias al Señor por vuestro empeño en seguirle, también en la fatiga, en el sufrimiento, entre los muros de una cárcel. Sigamos teniendo confianza en Él, dará a vuestro corazón esperanza y alegría. Quiero darle las gracias por todos vosotros que os dedicáis generosamente, aquí en Cágliari y en toda Cerdeña, a las obras de misericordia. Deseo alentaros a seguir por este camino, a ir adelante juntos, buscando conservar ante todo la caridad entre vosotros. Esto es muy importante. No podemos seguir a Jesús por el camino de la caridad si no nos queremos antes que nada entre nosotros, si no nos esforzamos en colaborar, en comprendernos recíprocamente y en perdonarnos, reconociendo cada uno sus propias limitaciones y sus propios errores. Debemos hacer las obras de misericordia, pero con misericordia. Con el corazón ahí. Las obras de caridad con caridad, con ternura, y siempre con humildad. ¿Sabéis? A veces se encuentra también la arrogancia en el servicio a los pobres. Estoy seguro de que vosotros lo habéis visto. Esa arrogancia en el servicio a los que necesitan de nuestro servicio. Algunos presumen, se llenan la boca con los pobres; algunos instrumentalizan a los pobres por intereses personales o del propio grupo. Lo sé, esto es humano, pero no va bien. No es de Jesús, esto. Y digo más: esto es pecado. Es pecado grave, porque es utilizar a los necesitados, a aquellos que tienen necesidad, que son la carne de Jesús, para mi vanidad. Uso a Jesús para mi vanidad, y esto es pecado grave. Sería mejor que estas personas se quedaran en casa. Así pues: seguir a Jesús por el camino de la caridad, ir con Él a las periferias existenciales: «La caridad de Jesús es una urgencia», decía Pablo (cf. 2 Co 5, 14). Para el buen Pastor, lo que está lejos, periférico, lo que está perdido y despreciado es objeto de una atención mayor, y la Iglesia no puede sino hacer suya esta predilección y esta atención. En la Iglesia, los primeros son quienes tienen mayor necesidad, humana, espiritual, material, más necesidad. Y siguiendo a Cristo por el camino de la caridad, nosotros sembramos esperanza. Sembrar esperanza: ésta es la tercera convicción que me gusta compartir con vosotros. La sociedad italiana hoy tiene mucha necesidad de esperanza, y Cerdeña de modo particular. Quien tiene responsabilidades políticas y civiles tiene la propia tarea, que como ciudadanos hay que sostener de modo activo. Algunos miembros de la comunidad cristiana están llamados a comprometerse en este campo de la política, que es una forma alta de caridad, como decía Pablo VI. Pero como Iglesia tenemos todos una responsabilidad fuerte que es la de sembrar la esperanza con obras de solidaridad, siempre buscando colaborar en el modo mejor con las instituciones públicas, en el respeto de las respectivas competencias. La Caritas es expresión de la comunidad, y la fuerza de la comunidad cristiana es hacer crecer la sociedad desde el interior, como la levadura. Pienso en vuestras iniciativas con los detenidos en las cárceles, pienso en el voluntariado de muchas asociaciones, en la solidaridad con las familias que sufren más a causa de la falta de trabajo. En esto os digo: ¡ánimo! No os dejéis robar la esperanza e id adelante. Que no os la roben. Al contrario: ¡sembrad esperanza! Gracias, queridos amigos. Os bendigo a todos, junto a vuestras familias. Y gracias a todos vosotros. Después de rezar el Padre Nuestro, el Papa concluyó así: Que el Señor os bendiga a todos: a vuestras familias, vuestros problemas, vuestras alegrías, vuestras esperanzas. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y por favor, os pido que oréis por mí: lo necesito.

18 de septiembre de 2013 - Audiencia General del Papa Francisco

La Iglesia como madre, ha sido de nuevo el tema que ha elegido Francisco para la catequesis de la audiencia general de los miércoles. “Es una imagen- ha dicho- que me gusta mucho porque nos dice no sólo como es la Iglesia, sino cuál es el rostro que tendría que tener cada vez más la Iglesia, esta madre Iglesia nuestra”. Para explicar esa imagen, el Papa ha partido de lo que una madre hace por sus hijos. En primer lugar “nos enseña a caminar por la vida ...nos orienta, intenta siempre indicarnos el camino acertado para crecer y convertirse en adultos. Y lo hace con ternura, con afecto, con amor, siempre, incluso cuando se trata de enderezar nuestro camino porque nos perdemos o seguimos rumbos que nos llevan a un barranco”. “La Iglesia hace lo mismo: orienta nuestra vida, nos enseña a andar bien. Pensad en los Diez Mandamientos: nos indican el camino que hay que recorrer para madurar, para tener algunos puntos cardinales en nuestro comportamiento. Y son fruto de la ternura, del amor de Dios, que nos los ha dado. Podréis decir: ¡pero son órdenes! ¡Son un conjunto de "no"! Me gustaría invitaros a leerlos...y luego a pensarlos en positivo .Os daréis cuenta de que tratan de la forma en que nos comportamos con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Es justo lo que enseña una mamá para vivir bien... Nos invitan a que no fabriquemos ídolos materiales que luego nos esclavizan, a acordarnos de Dios , a respetar a nuestros padres, a ser honrados, a respetar a los demás ...Intentad verlos así, y consideradlos como si fueran las palabras, las enseñanzas que da una madre para ir bien por la vida. Una madre nunca enseña lo que es malo, lo único que quiere es el bien de los hijos, y eso es también lo que hace la Iglesia”. En segundo lugar,“cuando un niño crece y se hace adulto..se asume sus responsabilidades..., hace lo que quiere y, a veces, se sale del camino. Pero la madre siempre, en todas las situaciones, tiene la paciencia de seguir acompañando a sus hijos. Lo que la impulsa es la fuerza del amor... e incluso cuando se equivocan, encuentra la manera de entender.. de ayudar. En mi tierra decimos que una madre sabe "dar la cara" por sus hijos, es decir, está dispuesta a defenderlos siempre”. “La Iglesia es así, es una madre misericordiosa, que comprende, que trata siempre de ayudar, de alentar incluso a los hijos que se han equivocado y que se equivocan; no cierra nunca las puertas de casa; no juzga, sino que ofrece el perdón de Dios, ofrece su amor que invita a reanudar el camino, incluso a aquellos hijos que han caído en un profundo abismo; no tiene miedo de entrar en su noche para darles esperanza. Y la Iglesia no tiene miedo de entrar en nuestra noche cuando estamos en la oscuridad del alma y de la conciencia para darnos esperanza. ¡Porque la Iglesia es madre!.” Por último, “una madre sabe también pedir, llamar a todas las puertas por sus hijos, sin cálculos, con amor. Y pienso en cómo las madres saben llamar -también y sobre todo- a la puerta del corazón de Dios ! Las madres rezan mucho por sus hijos, especialmente por los más necesitados... para los que en la vida han elegido sendas peligrosas o equivocadas. Lo mismo hace la Iglesia: pone en las manos del Señor, con la oración, todas las situaciones de sus hijos. Confiemos en la fuerza de la oración de la Madre Iglesia; el Señor no permanece insensible. Sabe siempre cómo sorprendernos cuando menos lo esperamos . ¡La Madre Iglesia lo sabe!”. “Estos eran los pensamientos que hoy quería transmitiros - ha concluido Francisco- . Veamos en la Iglesia a una buena madre, que nos muestra el camino a seguir en la vida que sabe ser siempre paciente, misericordiosa, comprensiva, y sabe cómo ponernos en manos de Dios”.

17 de septiembre de 2013 - Papa Francisco a los sacerdotes: Estad siempre en contacto con vuestra gente

El Papa Francisco encontró hoy en la basílica de San Juan de Letrán al clero de la diócesis de Roma, de la que es obispo. En un clima de gran cordialidad y confianza, el Santo Padre pidió a los sacerdotes que le preguntasen lo que quisieran con absoluta libertad y respondió a sus preguntas, afirmando que, ante todo, se sentía sacerdote y que ahora que es Papa le daría miedo sentirse diverso. “Tengo miedo de que, como el diablo es astuto -dijo- … y te hace sentir que ahora tienes el poder y puedes hacer esto o lo otro… Pero, gracias a Dios, aún no soy así y si alguna vez veis que he perdido esto, por favor, decidmelo y si no me lo podéis decir en privado,hacedlo en público, pero hacedlo: “Oye, ¡conviértete!”. ¿Está claro, no?”. Francisco habló también del cansancio de los sacerdotes porque su trabajo es duro .”Existe una fatiga del trabajo que todos conocemos; llegamos a la noche cansados de trabajar y pasamos por el Tabernáculo para saludar al Señor, que es algo que hay que hacer siempre … Cuando un sacerdote está en contacto con su gente, se fatiga, pero duerme bien; en cambio cuando un sacerdote no está en contacto con su gente, se cansa pero duerme mal.. Hay que estar siempre en contacto con la gente, que realmente tiene tantas necesidades, pero son las necesidades de Dios, que requieren un esfuerzo serio”. Pero hay otro cansancio que es “el cansancio del corazón” que suele surgir para los sacerdotes en el último tramo de su existencia cuando vuelven la vista atrás y “en el momento en que tendrían que ver un triunfo, ven, en cambio el cansancio.. y se interrogan sobre su vida, sobre el camino recorrido y piensan en las renuncias, en los hijos que no han tenido y se preguntan si se han equivocado, si su existencia ha fracasado”. El Papa ha recordado, entonces, la fatiga de tantas figuras de la Biblia, de Moisés a Elías , de Jeremías, hasta Juan el Bautista que ,en la “prisión oscura ” vive ” la oscuridad del alma”, y envía a sus discípulos a preguntar a Jesús si es El a quien están esperando . “¿Qué puede hacer entonces un sacerdote que vive la experiencia de Juan el Bautista? : Rezar, hasta quedarse dormido delante del Tabernáculo, pero quedarse allí”. Y luego: “Buscar la proximidad con los otros sacerdotes ” y, también, con los obispos. Respondiendo, después a una pregunta sobre el servicio pastoral, Francisco reiteró que no se debe “confundir la creatividad con hacer cosas nuevas. La creatividad , dijo, “es buscar el camino para anunciar el Evangelio y… esto no es fácil. No se trata sólo de cambiar las cosas. Es algo distinto, viene del Espíritu y pasa por la oración y el diálogo con la gente, con los fieles”. El Papa recordó una experiencia cuando era arzobispo de Buenos Aires y un sacerdote,buscaba una manera de hacer su iglesia más acogedora: “Ah , si pasa tanta gente , tal vez sería bueno que la iglesia estuviera abierta todo el día … ¡Buena idea! Y también estaría bien que hubiera siempre un confesor disponible, ¿no?… Buena idea ! Y así fue ” . Esta ,dijo, es una creatividad audaz . Hay que ” buscar nuevos caminos “. La Iglesia “también el nuevo Código de Derecho Canónico – añadió – nos da muchísimas posibilidades, mucha libertad para buscar cosas cómo éstas….Tenemos que , ” buscar los momentos de acogida, cuando los fieles tienen que ir a la iglesia por una cosa u otra”. Y ha sido muy severo con aquellos curas que en las parroquias están más preocupados por pedir el dinero para el certificado que por el Sacramento. Así, observó, “alejan a la gente”. Lo que hace falta es “una cálida bienvenida ” para que el viene a la iglesia se sienta en su casa. Que no se sienta explotado… Si la gente ve que hay un interés económico, se va”. Francisco ha propuesto a los curas de Roma la figura del “sacerdote misericordioso”. Un sacerdote debe acordarse siempre de su primer amor, Jesús. “Para mí -dijo- es el punto clave: tener la capacidad de volver siempre con la memoria al primer amor… Una Iglesia que pierde la memoria es una Iglesia electrónica: no tiene vida”. Y ha recomendado a los sacerdotes de su diócesis que se guardasen tanto de los curas rigoristas como de los laxos. El sacerdote misericordioso en cambio es el que proclama “la verdad de Dios que es esta verdad, por decirlo así, dogmática o moral, pero acompañada siempre del amor y de la paciencia de Dios” y por eso añade: “No te asustes, el buen Dios nos está esperando. Vamos juntos “. Esto, agregó,”debemos tenerlo siempre en mente: acompañar. Ser compañeros de viaje “… La conversión “se cumple siempre en la calle, no en el laboratorio”. El Santo Padre se refirió también a los escándalos que han afectado a la Iglesia afirmando que había que afrontar problemas muy graves con lucidez pero sin pesimismo porque “la santidad es más grande que los escándalos”. “La Iglesia no se derrumba… al contrario, me atrevo a decir que nunca ha estado tan bien y atraviesa un momento muy hermoso; basta leer la historia. Hay santos reconocidos hasta por los no católicos, como la Madre Teresa de Calcuta, pero también hay una santidad diaria de tantas madres y mujeres ,de hombres que trabajan cada día por su familia que nos llena de esperanza.” No faltó en la conversación el tema de las periferias existenciales, referida esta vez a la situación de los católicos divorciados que se han vuelto a casar. “El problema – dijo Francisco – no se puede reducir sólo a si pueden comulgar o no, porque quien plantea la cuestión en esos términos no entiende cual es el problema real… Es un problema grave de responsabilidad de la Iglesia hacia las familias que viven en esta situación… La Iglesia en estos momentos tiene que hacer algo para resolver los problemas de la nulidad matrimonial”. El Papa reiteró que abordará este argumento con el grupo de los ocho cardenales con que se reunirá a primeros de octubre en el Vaticano y que también se discutirá en el próximo Sínodo de los Obispos sobre la relación antropológica del Evangelio con la persona y la familia, para que “sinodalmente se estudie este problema”. “Ésta -subrayó- es una periferia existencial real”. Al final, en un clima de gran cordialidad, el Papa recordó a sus sacerdotes que el próximo 21 de septiembre celebrará sus sesenta años de ordenación sacerdotal.

16 de septiembre de 2013 - Promover la familia beneficiará a todos, afirma el Papa Francisco

El Papa Francisco envió un mensaje a los participantes de la 47º Semana Social de los católicos italianos iniciada ayer en la ciudad de Turín (Italia) y los llamó a “poner de manifiesto el lazo que une el bien común a la promoción de la familia fundada en el matrimonio”. El mensaje fue dirigido al Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Cardenal Angelo Bagnasco, y en él Francisco recuerda que la familia es una escuela privilegiada de generosidad que educa a superar el individualismo que existe en la sociedad. La familia, indicó el Papa, es más que un tema, es vida, “es camino de generaciones que se transmiten la fe junto con el amor”, “es fatiga, paciencia, y también proyecto, esperanza y futuro”. Y todo esto se convierte en levadura cada día en la pasta de la entera sociedad para su mayor bien común. Además, el futuro de la misma sociedad está enraizado en los jóvenes y en los ancianos, que son la memoria viva. Por ello, advirtió que “un pueblo que no se ocupa de los ancianos, de los niños y de los jóvenes no tiene futuro”. Sobre la Iglesia, indicó que esta ofrece “una concepción de la familia que es la del libro del Génesis, de la unidad en la diferencia entre hombre y mujer” y como tal “merece ser sostenida eficazmente”. En ese sentido, advirtió que las consecuencias de las elecciones culturales y políticas que se refieren a la familia afectan los diversos ámbitos de la vida de un país: desde el problema demográfico a las demás cuestiones referentes al trabajo hasta la misma “visión antropológica que está en la base de nuestra civilización”. Según informó Radio Vaticana, el Santo Padre reconoció “los sufrimientos de tantas familias” debidos a la falta de trabajo o a los conflictos internos o los fracasos de la experiencia conyugal y manifestó a todos su cercanía, a la vez que recordó el testimonio sencillo de tantas familias “que viven la experiencia del matrimonio y del ser progenitores con alegría” y sin miedo de afrontar también los momentos de la cruz que vivida en unión con la del Señor, no impide el camino del amor, sino al contrario, puede hacerlo más fuerte”. En su mensaje, también recordó al Beato José Toniolo, un laico católico que a pesar de las dificultades supo recorrer caminos proficuos “para trabajar en la búsqueda y en la construcción del bien común”, subrayando que su ejemplo “constituye un aliciente siempre válido para los católicos laicos de hoy para que busquen a su vez vías eficaces para la misma finalidad”. Finalmente, expresó su deseo de que esta Semana Social contribuya “de modo eficaz a poner de manifiesto el lazo que une el bien común a la promoción de la familia fundada en el matrimonio, más allá de prejuicios e ideologías”. Las Semanas Sociales en Italia comenzaron en 1907. Uno de sus principales promotores fue el Beato José Toniolo. Esta es la primera Semana Social que se celebra tras su beatificación realizada el 28 de abril de 2012.

14 de septiembre del 2013 - BEATIFICACION DEL CURA BROCHERO. LA CARTA DEL PAPA FRANCISCO

En la ceremonia de beatificación del cura José Gabriel del Rosario Brochero, el cardenal enviado por el Vaticano, Ángelo Amato, transmitió unas palabras del Papa Francisco para la sociedad y, principalmente, para los enfermos. El texto de la carta “El Papa Francisco les manda un gran saludo a todos, y una bendición especial para los enfermos. Dos palabras para ellos, el dolor forma parte de nuestra vida. Gran parte del apostolado de Jesús fue dedicado a los enfermos: a su acogida, a su respeto y a su curación. Incluso como inocente se asoció también él a nuestro dolor, con su pasión y su muerte. Quienes, como ustedes, llevan la cruz de Cristo, participan con él en la redención de la humanidad. Su sufrimiento en este momento histórico, junto a sus oraciones deben obtener del Señor un gran don, el de la paz y la fraternidad entre todos los pueblos del mundo. Ustedes, queridos enfermos, son la primera línea de esta misión espiritual de paz de la Iglesia”.

13 de septiembre de 2013 - El Papa Francisco recibe en audiencia a María Voce

El Papa Francisco recibió en audiencia privada a la presidente de los Focolares, María Voce, quien fue acompañada por el copresidente Giancarlo Faletti. “Fue un coloquio familiar” – dice María Voce al concluir la audiencia. “Nos expresó el inmenso valor que tiene para él un cristianismo comprometido y de comunión” “El Papa Francisco siente especialmente en su corazón la vida del Evangelio- continúa la presidente. Nos dijo que vayamos adelante con audacia y con alegría, porque un cristiano sin alegría no consigue nada. Por lo tanto, el cristianismo debe ser comprometido, de comunión y alegre” En el encuentro pudimos contarle al Papa sobre la presencia y las iniciativas del Movimiento de los Focolares, señalando el aporte específico que brinda en las distintas regiones. “El Papa Francisco nos agradeció por el trabajo que el Movimiento hace en todo el mundo”, continúa María Voce. Pudieron relatarle del compromiso de los Focolares en los diversos aspectos: desde su acción capilar, material y espiritual, a favor de las familias y de los jóvenes en muchas localidades de Siria, a las iniciativas culturales promovidas en China; del diálogo interreligioso con exponentes budistas, musulmanes y judíos. Se llegó incluso a comentar las implicancias del proyecto “Amazonia” lanzado por la Conferencia Episcopal de Brasil para la evangelización de esa inmensa superficie. Le mencionaron los testimonios de perdón y reconciliación en distintos países de África heridos por la guerra y de relaciones de fraternidad y reciprocidad revitalizadas en los barrios anónimos de distintas metrópolis de Occidente al emprender iniciativas en la esfera social, como por ejemplo, la Economía de Comunión. Con respecto al viaje a Jordania, recientemente concluido, país donde convergieron para el encuentro, las comunidades de los Focolares del Medio Oriente y del Norte de África, María Voce pudo comunicarle al Papa la experiencia de esos días de tensión e incertidumbre. También allí vivieron la jornada de ayuno y oración por la paz del 7 de septiembre pasado, con las personas del Movimiento presentes en Ammán, que pertenecen a varias iglesias y religiones. “Se sentía la gran apertura del Papa a toda la humanidad y su deseo de abrazarla con esta oración”, continúa María Voce. “Y cómo el Medio Oriente entraba en este abrazo”. “A través de lo que nos dijo – concluye María Voce- se advierte cuánto el Papa aprecia la pertenencia a los movimientos. Hablando de una u otra situación, decía qué importante que es que existan los movimientos sosteniendo estas situaciones. Se siente que el Papa reconoce en ellos la capacidad de colocar en el primer plano la radicalidad de la vida evangélica”.

11 de septiembre de 2013 - La catequesis del papa: 'La Iglesia es nuestra Madre y todos somos parte de Ella'

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días! Retomamos hoy las catequesis sobre la Iglesia en este "Año de la fe". Entre las imágenes que el Concilio Vaticano II ha elegido para hacernos entender mejor la naturaleza de la Iglesia, está la de "madre": la Iglesia es nuestra madre en la fe, en la vida sobrenatural (cfr. Cost. dogm. Lumen gentium, 6.14.15.41.42). Es una de las imágenes más usadas por los Padres de la Iglesia en los primeros siglos y creo que pueda ser útil también para nosotros. Para mí es una de las imágenes más bellas de la Iglesia: ¡la Iglesia madre! ¿En qué sentido y en qué forma la Iglesia es madre? Partamos de la realidad humana de la maternidad: ¿qué hace una madre? 1. En primer lugar una madre genera la vida, lleva en su vientre durante nueve meses al propio hijo y después lo abre a la vida, generándolo. Así es la Iglesia: nos genera en la fe, por obra del Espíritu Santo que la hace fecunda, como la Virgen María. La Iglesia y la Virgen María son madres, ambas; ¡lo que se dice de la Iglesia se puede decir también de la Virgen y lo que se dice de la Virgen se puede decir también de la Iglesia! Cierto la fe es un acto personal: "yo creo", yo personalmente respondo a Dios que se hace conocer y quiere entrar en amistad conmigo (cfr Enc. Lumen fidei, n. 39). Pero la fe yo la recibo de otros, en una familia, en una comunidad que me enseña a decir "yo creo", "nosotros creemos". ¡Un cristiano no es una isla! Nosotros no nos hacemos cristianos en laboratorio, solos y con nuestras fuerzas, sino que la fe es un don de Dios que nos viene dado por la Iglesia a través de la Iglesia. Y la Iglesia nos da la vida de fe en la bautismo: ese es el momento en que nos hace nacer como hijos de Dios, el momento en el que nos dona la vida de Dios, nos genera como madre. Si ustedes van al Batisterio de San Juan de Letrán, dentro hay una inscripción en latín que dice más o menos así: "Aquí nace un pueblo de estirpe divina, generado por el Espíritu Santo que fecunda estas aguas, la Madre Iglesia da a luz a sus hijos en estas olas". Esto nos hace entender algo importante: nuestro formar parte de la Iglesia no es un hecho exterior y formal, no es rellenar una carta que nos dan, sino que es un acto interior y vital: no se pertenece a la Iglesia como se pertenece a una sociedad, a un partido o a cualquier otra organización. La unión es vital, como la que se tiene con la propia madre, porque, como afirma san Agustín, "la Iglesia es realmente madre de los cristianos" (De moribus Ecclesiae, I,30,62-63: PL 32,1336). Preguntémonos ahora: ¿cómo veo yo la Iglesia? ¿Agradezco también a mis padres porque me han dado la vida, agradezco a la Iglesia porque me ha generado en la fe a través del bautismo? ¿Cuántos cristianos recuerdan la fecha de su bautizo? Quisiera hacer esta pregunta aquí a vosotros, pero que cada uno responda en su corazón: ¿cuántos de ustedes recuerdan la fecha de su bautizo? Algunos levantan las manos, pero ¡cuantos no la recuerdan! Pero la fecha del bautizo es la fecha de nuestro nacimiento a la Iglesia, ¡la fecha en la que nuestra madre Iglesia nos ha dado a luz! Y ahora os dejo una tarea para casa. Cuando hoy ustedes vuelvan a casa, vayan a buscar bien cuál es la fecha del bautismo, y esto para festejarlo, para dar gracias al Señor por este don ¿Lo harán? ¿Amamos la Iglesia como se ama a la propia madre, sabiendo también comprender sus defectos? Todas las madres tienen defectos, todos tenemos defectos, pero cuando se habla de los defectos de la madre nosotros los cubrimos, los amamos así. Y la Iglesia tiene también sus defectos: ¿la amamos así como a la madre, la ayudamos a ser más bella, más auténtica, más según el Señor? Les dejo estas preguntas, pero no se olviden de la tarea: buscar la fecha del bautismo para tenerla en el corazón y festejarla. 2. Una madre no se limita a dar la vida, si no que con gran cuidado ayuda a sus hijos a crecer, les da la leche, les alimenta, enseña el camino de la vida, les acompaña siempre con sus atenciones, con su afecto, con su amor, también cuando son mayores. Y en esto sabe también corregir, perdonar, comprender, saber estar cerca en la enfermedad, en el sufrimiento. En una palabra, una buena madre ayuda a los hijos a salir de sí mismos, a no quedarse cómodamente bajo las alas maternas, como una cría de pollo que está bajo las alas de la gallina. La Iglesia como buena madre hace lo mismo: acompaña nuestro crecimiento transmitiendo la Palabra de Dios, que es una luz que nos indica el camino de la vida cristiana; administrando los sacramentos. Nos alimenta con la eucaristía, nos lleva el perdón de Dios a través del sacramento de la reconciliación, nos sostiene en el momento de la enfermedad con la unción de enfermos. La Iglesia nos acompaña en toda nuestra vida de fe, en toda nuestra vida cristiana. Podemos hacernos entonces otras preguntas: ¿qué relación tengo con la Iglesia? ¿La siento como madre que me ayuda a crecer como cristiano? ¿Participo en la vida de la Iglesia, me siento parte de ella? ¿Mi relación es formal o es vital? 3. Un tercer breve pensamiento. En los primeros siglos de la Iglesia, estaba bien clara una realidad: la Iglesia, mientras es madre de los cristianos, mientras "hace" los cristianos, está también "hecha" de ellos. La Iglesia no es algo distinto de nosotros mismos, pero vista como la totalidad de los creyentes, como el "nosotros" de los cristianos: yo, tú, nosotros somos parte de la Iglesia. San Jerónimo escribía: "La Iglesia de Cristo no es otra cosa si no las almas de los que creen en Cristo" (Tract. Ps 86: PL 26,1084). Por tanto, la maternidad de la Iglesia la vivimos todos, pastores y fieles. A veces escucho: "yo creo en Dios pero no en la Iglesia... He oído que la Iglesia dice...los curas dicen..." Pero una cosa son los sacerdotes, pero la Iglesia no está formada solo de sacerdotes, ¡la Iglesia somos todos" Y si tú dices que crees en Dios y no crees en la Iglesia, estás diciendo que no crees en ti mismo; y esto es una contradicción. La Iglesia somos todos, desde el niño recién bautizado hasta los obispo, el papa; todos somos Iglesia y todos somos iguales a los ojos de Dios! Todos estamos llamados a colaborar al nacimiento de la fe de nuevos cristianos, todos estamos llamados a ser educadores en la fe, y anunciar el Evangelio. Cada uno que se pregunte: ¿qué hago yo para que otros puedan compartir la fe cristiana? ¿Soy fecundo en mi fe o cerrado? Cuando repito que amo una Iglesia no cerrada en su recinto, pero capaz de salir, de moverse, también con algún riesgo, para llevar a Cristo a todos, pienso a todos, a mí, a ti, ¡a cada cristiano! Todos participamos de la maternidad de la Iglesia, para que la luz de Cristo alcance los extremos de los confines de la tierra. ¡Y viva la Santa Madre Iglesia! A los peregrinos de lengua española les ha dirigido estas palabras: Queridos hermanos y hermanas: Retomamos hoy las catequesis sobre el misterio de la Iglesia, en este Año de la fe, con la imagen de la "Madre". El Concilio Vaticano II dice que la Iglesia es nuestra madre en la fe, en la vida sobrenatural. Ante todo, la Iglesia es madre porque engendra nuevos cristianos. Por el Bautismo, los hace nacer a la vida divina y establece con ellos un vínculo vital, interior, como el de una madre con sus hijos. Además, como buena madre, los ayuda a crecer y a ser responsables, los alimenta, los educa, los cuida con ternura a lo largo de su vida. Así, la Iglesia nos anuncia la Palabra de Dios como luz para el camino, nos nutre con la Eucaristía, nos procura el perdón divino, nos sostiene en los momentos de sufrimiento y dificultad. Y, finalmente, como todos formamos la Iglesia, su maternidad incluye también la solicitud de los unos por los otros. Todos, pastores y fieles, estamos llamados a colaborar en la transmisión de la fe, en el anuncio del Evangelio, en la atención a los necesitados… para hacer fecunda a la Iglesia. Preguntémonos: ¿Honro a la Iglesia como madre? ¿Participo en los sacramentos, escucho la Palabra de Dios en comunidad? Y sobre todo, ¿comparto su cuidado maternal por mis hermanos? Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, El Salvador, Venezuela, Paraguay, Colombia, Argentina y los demás países latinoamericanos. Invoquemos juntos al Espíritu Santo, para que conceda fecundidad a la Iglesia, no le permita que se cierre en sí misma, y salga a llevar la luz de Cristo hasta los confines de la tierra. Muchas gracias.

10 de septiembre de 2013 - Recogen firmas para pedir que revoquen el Nobel de la Paz a Obama y lo otorguen al Papa Francisco

En el sitio web Change.Org se están recogiendo actualmente firmas para pedir que le sea revocado el Premio Nobel de la Paz 2009 al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien ha asegurado su intención de intervenir militarmente Siria. En un mensaje al pueblo de Estados Unidos la noche del 10 de septiembre, al tiempo que reconoció que "esta nación esta harta de las guerras", Obama aseguró que el ataque contra Siria "será un ataque concreto para lograr un objetivo específico". El presidente de Estados Unidos indicó además que ha "pedido al Congreso que posponga la votación de la resolución para atacar Siria hasta que avance la vía diplomática". La recolección de firmas, remitida al Comité Nobel del Parlamento Europeo, solicita que “se revoque el Premio Nobel de la Paz que se le entregó a Barack Obama en 2009 y que lo reciba el Papa Francisco, pues el Presidente de los Estados Unidos fomenta un conflicto armado en Siria, pese a que 6 de cada 10 estadounidenses está en contra de ello”. Por el contrario, señala la misiva, el Santo Padre “se ha manifestado en contra de una guerra y ha solicitado ‘¡que se acabe el sonido de las armas!’, pues ‘la guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad’”. “Recientemente (el Papa) llamó a creyentes y no creyentes a una Jornada de Ayuno y Oración por la paz en Medio Oriente, en Siria y en todo el mundo a la que se unieron millones de personas el pasado 7 de septiembre”, dice el mensaje. Los firmantes de la carta consideran “que el Papa Francisco debe recibir el Premio Nobel de la Paz, pues él realiza el mayor esfuerzo por lograr la fraternidad entre las naciones, busca abolir el uso de la fuerza militar y promueve escenarios de paz” lo cual, indicaron, para el comité que otorga el Premio Nobel es” un requisito indispensable para recibir ese galardón”. Según se conoció recientemente, el Comité Nobel del Parlamento de Noruega ya está evaluando solicitar que se retire al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el Premio Nobel de la Paz 2009 debido a su intención de realizar una intervención militar en Siria, pese a la oposición internacional. Por su parte, el Papa Francisco ha reiterado incesantemente el llamado por la paz, tanto en Siria como en Medio Oriente y en todo el mundo. En el marco de la Jornada de Ayuno y Oración por la Paz a la que convocó a toda la Iglesia y a las personas de buena voluntad, el 7 de septiembre, aseguró que “la violencia y la guerra nunca son camino para la paz”. “En cada agresión y en cada guerra hacemos renacer a Caín. ¡Todos nosotros! Y también hoy prolongamos esta historia de enfrentamiento entre hermanos, también hoy levantamos la mano contra quien es nuestro hermano”. “Quisiera que cada uno de nosotros, desde el más pequeño hasta el más grande, incluidos aquellos que están llamados a gobernar las naciones, dijese: Sí, queremos” caminar por la ruta de la paz, dijo el Santo Padre.

8 de septiembre de 2013 - Angelus del Papa Francisco

"Quisiera dar las gracias a todos aquellos que, de una u otra forma, se unieron a la vigilia de oración y ayuno de ayer en la noche. Gracias a las numerosas personas que han ofrecido sus sufrimientos... El compromiso continúa: ¡Sigamos con la oración y con las obras de paz! Les invito a seguir rezando para que cese inmediatamente la violencia y la devastación en Siria y para que se trabaje con renovado empeño por una justa solución al conflicto fratricida. " "En el Evangelio de hoy Jesús nos da las condiciones para ser sus discípulos: no anteponer nada al amor por Él y llevar la propia cruz y seguirlo... ¡Seguir a Jesús no significa participar en una procesión triunfal! Significa compartir su amor misericordioso, entran en su gran obra de misericordia para cada hombre y para todos los hombres. "

7 de septiembre de 2013 - Jornada de Ayuno y Oración por la Paz en Siria, Medio Oriente y el mundo ¡Que se acabe el sonido de las armas!, pide el Papa Francisco

Ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro esta tarde, con motivo de la jornada de Ayuno y Oración por la Paz en Siria, Medio Oriente y el mundo, el Papa Francisco pidió “¡que se acabe el sonido de las armas!”, pues “la guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad”. El Santo Padre señaló que, tal como se expresa en el libro del Génesis, “toda la creación forma un conjunto armonioso, bueno, pero sobre todo los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, forman una sola familia, en la que las relaciones están marcadas por una fraternidad real y no sólo de palabra: el otro y la otra son el hermano y la hermana que hemos de amar, y la relación con Dios, que es amor, fidelidad, bondad, se refleja en todas las relaciones humanas y confiere armonía a toda la creación”. “El mundo de Dios es un mundo en el que todos se sienten responsables de todos, del bien de todos. Esta noche, en la reflexión, con el ayuno, en la oración, cada uno de nosotros, todos, pensemos en lo más profundo de nosotros mismos. ¿No es ése el mundo que yo deseo? ¿No es ése el mundo que todos llevamos dentro del corazón?”, cuestionó. El mundo que todos queremos, preguntó el Papa, “¿no es un mundo de armonía y de paz, dentro de nosotros mismos, en la relación con los demás, en las familias, en las ciudades, en y entre las naciones? Y la verdadera libertad para elegir el camino a seguir en este mundo, ¿no es precisamente aquella que está orientada al bien de todos y guiada por el amor?”. “Preguntémonos ahora: ¿Es ése el mundo en el que vivimos? La creación conserva su belleza que nos llena de estupor, sigue siendo una obra buena. Pero también hay violencia, división, rivalidad, guerra. Esto se produce cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo”. “Cuando el hombre piensa sólo en sí mismo –advirtió el Papa–, en sus propios intereses y se pone en el centro, cuando se deja fascinar por los ídolos del dominio y del poder, cuando se pone en el lugar de Dios, entonces altera todas las relaciones, arruina todo; y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al enfrentamiento”. Francisco señaló que “eso es exactamente lo que quiere hacernos comprender el pasaje del Génesis en el que se narra el pecado del ser humano: El hombre entra en conflicto consigo mismo, se da cuenta de que está desnudo y se esconde porque tiene miedo, tiene miedo de la mirada de Dios. Acusa a la mujer, que es carne de su carne, rompe la armonía con la creación. Llega incluso a levantar la mano contra el hermano para matarlo”. “¿Podemos decir que de la ‘armonía’ se pasa a la ‘desarmonía’? No, no existe la ‘desarmonía’: o hay armonía o se cae en el caos, donde hay violencia, rivalidad, enfrentamiento, miedo”. En medio de este caos, señaló el Papa, “Dios pregunta a la conciencia del hombre: ‘¿Dónde está Abel, tu hermano?’. Y Caín responde: ‘No sé, ¿soy yo el guardián de mi hermano?’”. “Esta pregunta se dirige también a nosotros, y también a nosotros nos hará bien preguntarnos: ¿Soy yo el guardián de mi hermano? Sí, tú eres el guardián de tu hermano. Ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros”. Sin embargo, lamentó, “cuando se pierde la armonía, se produce una metamorfosis: el hermano que deberíamos proteger y amar se convierte en el adversario a combatir, suprimir”. “En cada agresión y en cada guerra hacemos renacer a Caín. ¡Todos nosotros! Y también hoy prolongamos esta historia de enfrentamiento entre hermanos, también hoy levantamos la mano contra quien es nuestro hermano”. El Papa denunció que también en la actualidad “nos dejamos llevar por los ídolos, por el egoísmo, por nuestros intereses; y esta actitud va a más: hemos perfeccionado nuestras armas, nuestra conciencia se ha adormecido, hemos hecho más sutiles nuestras razones para justificarnos”. “Como si fuese algo normal, seguimos sembrando destrucción, dolor, muerte. La violencia, la guerra traen sólo muerte, hablan de muerte. La violencia y la guerra utilizan el lenguaje de la muerte”. El Santo Padre preguntó si en medio de estas circunstancias “¿es posible seguir otro camino? ¿Podemos salir de esta espiral de dolor y de muerte? ¿Podemos aprender de nuevo a caminar por las sendas de la paz?”. “Invocando la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la Salus populi romani, Reina de la paz, quiero responder: Sí, es posible para todos”. “Quisiera que cada uno de nosotros, desde el más pequeño hasta el más grande, incluidos aquellos que están llamados a gobernar las naciones, dijese: Sí, queremos” caminar por la ruta de la paz. El Papa Francisco expresó que “¡cómo quisiera que por un momento todos los hombres y las mujeres de buena voluntad mirasen la Cruz!”, pues en la Cruz “se puede leer la respuesta de Dios: allí, a la violencia no se ha respondido con violencia, a la muerte no se ha respondido con el lenguaje de la muerte”. “En el silencio de la Cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz”. “Quisiera pedir al Señor, esta noche, que nosotros cristianos, los hermanos de las otras religiones, todos los hombres y mujeres de buena voluntad gritasen con fuerza: ¡La violencia y la guerra nunca son camino para la paz!”. El Santo Padre exhortó a “que cada uno mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice: Sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano ¡pienso en los niños! y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha perdido; y esto no con la confrontación, sino con el encuentro”. Francisco recordó las palabras de su predecesor Pablo VI ante las Naciones Unidas, en octubre de 1965: “Nunca más los unos contra los otros; jamás, nunca más… ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!”. Las palabras de la paz, señaló Francisco, son “perdón, diálogo, reconciliación”, tanto “en la amada nación siria, en Oriente Medio, en todo el mundo”. “Recemos esta tarde por la reconciliación y por la paz, contribuyamos a la reconciliación y a la paz, y convirtámonos todos, en cualquier lugar donde nos encontremos, en hombres y mujeres de reconciliación y de paz. Amén”, concluyó.

6 de septiembre de 2013 - Aclaran que el papa Francisco no habló con Bashar al-Assad para mediar en la crisis siria

El vocero vaticano, Federico Lombardi, desmintió "categóricamente" que el Santo Padre se haya comunicado con el presidente árabe para pedirle que detuviera la represión del régimen en la guerra siria El Papa no habló con Al-Assad, como había trascendido. Foto: Archivo El Vaticano desmintió "categóricamente" que haya existido una conversación telefónica entre el papa Francisco y el presidente sirio, Bashar al-Assad, en medio de la cruenta guerra civil en el país árabe, como había trascendido en las últimas horas. Según la información que circuló por los medios, el papa argentino había llamado a Al-Assad para pedirle que detuviera la represión contra los rebeldes. Sin embargo, esta mañana el vocero vaticano, padre Federico Lombardi, desmintió "categóricamente" esa información. Los enfrentamientos entre las tropas del régimen y la oposición ya dejaron más de 100.000 muertos en dos años y medio de guerra civil, según la ONU. El conflicto volvió a estar en los ojos de todo el mundo desde que, el pasado 21 de agosto, se llevó a cabo un ataque con armas químicas, que dejó más de 1400 muertos y por el que Occidente apunta a Al-Assad. A partir de este hecho, Estados Unidos advirtió que tiene un plan para intervenir militarmente en Siria, una acción a la que el Papa se opone férreamente. Ayer, en su regreso a las audiencias generales de los miércoles tras el receso estival, el Papa clamó "¡que se eleve fuerte en toda la Tierra el grito de la paz!". El pedido llegó luego de numerosos mensajes para pedir la paz, especialmente desde que Estados Unidos hizo pública su intención de lanzar un operativo sobre Siria. Además, el Santo Padre exhortó a participar este sábado en la Plaza de San Pedro del Vaticano a la vigilia de oración por la paz en Siria desde las 19 hora italiana (14.en la Argentina) hasta la medianoche