el santo padre francisco

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jueves, 14 de marzo de 2013

La vida del nuevo Papa

El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, enfrentado con el gobierno kirchnerista, cercano a los sectores desprotegidos y con posiciones contrarias al matrimonio homosexual, el aborto y la despenalización del consumo de drogas, se convirtió en el papa Francisco, el primer latinoamericano y jesuita en la historia de la Iglesia. El purpurado fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina entre 2005 y 2011, y chocó en reiteradas oportunidades con el kirchnerismo, que lo quiso poner ante la justicia por una causa vinculada al robo de bebés en la dictadura militar y otra por haber "entregado" a los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, secuestrados por un grupo de tareas. "Hice lo que pude con la edad y la poca influencia que tenía", explicó sobre aquel episodio en una entrevista, una de las pocas que otorgó a la prensa. Es considerado, ante todo, "un pastor", puso la arquidiócesis en estado de "misión" y exhortó a los porteños a no quedarse encerrados en la sacristía y salir al encuentro de los más necesitados tanto material como espiritualmente. También mantuvo posturas fuertes en temas como aborto, matrimonio homosexual y despenalización de la tenencia de estupefacientes. El cardenal primado tomó siempre una posición cercana a las clases menos favorecidas, las víctimas de trata de personas y recientemente criticó a los sacerdotes que no aceptan bautizar a bebés extramatrimoniales. En diversas oportunidades criticó fuertemente la corrupción y la trata de personas con imágenes fuertes: "Se cuida mejor a un perro que a estos esclavos nuestros" o "la esclavitud está a la orden del día, hay chicos en situación de calle desde hace años, no sé si más o menos, pero hay muchos". Recordó que "hay chicas que dejan de jugar a las muñecas para entrar en tugurios de la prostitución, porque fueron robadas, vendidas o traicionadas" y criticó fuertemente el "limitar y eliminar el valor supremo de la vida e ignorar los derechos de los niños por nacer", mientras aseveró: "El aborto nunca es una solución". Se opuso a la liberalización de drogas y exhortó a los jóvenes a no creerles a "los mercaderes de la muerte". Ex basquetbolista, ex bailarín oficionado del tango aunque con una fuerte inclinación por la milonga, entusiasta de las películas de Tita Merello y del neorrealismo italiano y, por cierto, fanático de San Lorenzo. A los 21 años cayó gravemente enfermo, no le detectaban el mal y creyó que se moría. Finalmente, le diagnosticaron una pulmonía severa y debió ser sometido a una ablación de la parte superior del pulmón derecho. Austeridad. Conocido por su modo de vida austero y su inclinación por los más débiles, el flamante papa es el primer argentino, latinoamericano y jesuita en convertirse en el jefe espiritual de los católicos de todo el mundo. Ni sus achaques de salud -le falta un pulmón- ni su edad avanzada -tiene 76 años- le impidieron llegar al pontificado y convertirse en el sucesor de Benedicto XVI, haciendo gala del enorme prestigio del que gozaba desde hace años en el Vaticano, lo que lo había colocado en el segundo lugar de las preferencias de los cardenales en el anterior cónclave que eligió a Joseph Raztinger. Presidente por dos períodos de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Bergoglio es desde 1998 arzobispo de Buenos Aires, cargo para el cual había presentado su renuncia en diciembre del año pasado, al haber alcanzado los 75 años, el límite de edad establecido. Hincha fanático de San Lorenzo y amante del tango, Bergoglio es reconocido por su modo de vida austero y sencillo. En Buenos Aires, suele viajar en colectivo o subte, sin ningún tipo de custodia, y acercarse a las comunidades parroquiales sin previo aviso. Desde la arquidiócesis de Buenos Aires, trabajó por una iglesia "puertas afuera", exhortando a los fieles a "salir a las calles" y "no quedarse encerrados en las sacristías", y muchos de sus mensajes y homilías se centran en las necesidades de los más débiles y en problemáticas como el trabajo esclavo, la gente en situación de calle, la drogadicción. Durante su gestión al frente del arzobispado local ha sido conocida su preocupación por el crecimiento de las villas en la Ciudad, que lo hizo crear un equipo de curas especialmente encargados de la asistencia pastoral de las personas que viven en ellas. Considerado un "moderado" dentro de las líneas del Episcopado argentino, ubicado en el centro entre los sectores conservadores y progresistas, Bergoglio se opuso férreamente a la ley de matrimonio igualitario sancionada en nuestro país en 2010. "Recen y hagan rezar por mí", es la frase-latiguillo con la que suele despedir desde hace años a cada fiel que se acerca a saludarlo. Nacido en la ciudad de Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Bergoglio es hijo de un matrimonio de italianos formado por un empleado ferroviario y una ama de casa. Egresó de la escuela secundaria industrial ENET 27 con el título de técnico químico. A los 21 años decidió convertirse en sacerdote e ingresó en el seminario del barrio Villa Devoto, como novicio de la orden jesuita, y fue ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús el 13 de diciembre de 1969. Fue elegido obispo auxiliar de Buenos Aires en mayo de 1992 por Juan Pablo II y ordenado obispo el 27 de junio de 1992, en la catedral de Buenos Aires por el cardenal Antonio Quarracino, entonces arzobispo de Buenos Aires, iniciando su ministerio pastoral como arzobispo de la ciudad el 28 de febrero de 1998. Relaciones con el poder. El gobierno pastoral del cardenal Bergoglio se caracterizó por sus relaciones conflictivas con el poder político, tanto con el matrimonio Kirchner como con el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, pero profundizó los lazos con los otros credos presentes en el país, por lo que fue considerado "un protagonista" del diálogo interreligioso. Las diferencias con Néstor Kirchner se marcaron apenas el santacruceño llegó al poder, por lo que cambió en forma sistemática el lugar de la celebración religiosa del 25 de Mayo, que por historia y tradición debía celebrarse en la catedral metropolitana de Buenos Aires. Con el argumento de federalizarla y la sospecha de querer esquivar una posible homilía crítica de Bergoglio, trasladó el oficio religioso. Néstor Kirchner estuvo por primera vez delante de Bergoglio en 25 de mayo de 2003, precisamente el día que tomó posesión del cargo y coincidió con el primado en la necesidad de "poner el hombro", dejando atrás "mezquindades e internismos". Un año después, el jefe de Estado se retiró contrariado de la catedral porque el arzobispo se refirió a "componendas de poder" que absorben las instituciones y al cansancio del pueblo por los "anuncios estridentes". En 2005, el gobierno decidió llevarlo a Santiago del Estero para escuchar una homilía sin sobresaltos del obispo Juan Carlos Maccarone, considerado "amigo" de la Casa Rosada y quien tiempo después tuvo que renunciar al verse envuelto en un escándalo sexual. Kirchner regresó en 2006 al templo porteño y soportó más críticas a su forma de gobernar por parte de Bergoglio, que exhortó a construir un país sin prepotencias ni exclusiones, y alertó que el poder no necesita sustentarse en propaganda, encuestas o el aplauso de masas. Choques con Macri. Bergoglio también chocó con Mauricio Macri, sobre todo cuando el jefe de gobierno porteño reglamentó el protocolo que habilita los abortos no punibles en la Ciudad, tras el fallo de la Corte Suprema de Justicia. El nuevo Papa calificó entonces de "lamentable" la decisión y advirtió que "una vez más se avanza deliberadamente en limitar y eliminar el valor supremo de la vida e ignorar los derechos de los niños por nacer". En cambio, el hasta hoy purpurado porteño mantuvo lazos filiales con los credos presentes en el país y profundizó el diálogo, sobre todo con las comunidades judías e islámicas, además de intercambiar notas afectivas por las fiestas religiosas del Pesaj. Visitó la AMIA y la DAIA, condenando los atentados y el Holocausto, al igual que el Centro Islámico de la República Argentina. Asimismo, compartía un programa televisivo con el rabino Abraham Skorka sobre la Biblia y los valores religiosos.

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