el santo padre francisco

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jueves, 21 de marzo de 2013

Apoyo de Pérez Esquivel y elogios de Bonafini al Papa

El papa Francisco recibió ayer en persona el respaldo de Adolfo Pérez Esquivel , premio Nobel de la Paz por su prédica en favor de los derechos humanos, que negó cualquier vinculación del pontífice argentino con la dictadura militar. Pocas horas después, sorpresivamente, a Francisco le llegó un mensaje conciliador de la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, una dirigente muy cercana al kirchnerismo que había recibido con denuncias la designación del nuevo pontífice. "Ante mi sorpresa, escucho a muchos compañeros explicar de su entrega y trabajo en las villas. Me alegro infinitamente al saber de su trabajo y siento esperanzas de un cambio en el Vaticano", dijo. De esa manera, perdieron más fuerza aún los intentos de vincular a Jorge Bergoglio con el secuestro de dos sacerdotes durante los años 70. El encuentro con Pérez Esquivel apuntaba a desacreditar esas versiones. "Francisco no tuvo nada que ver con la dictadura y no fue cómplice. Tal vez prefirió ejercer una diplomacia silenciosa para pedir por los detenidos, los desaparecidos", dijo el titular del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), al salir de una audiencia que suscitó el interés de la prensa internacional. Feliz por el "reencuentro" con Bergoglio, a quien no veía desde hacía un año, el dirigente restó importancia a las denuncias promovidas por el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Horacio Verbitsky. El periodista acusa desde hace años a Bergoglio de no haber dado protección y de haber entregado a los sacerdotes jesuitas Francisco Jalics y Orlando Yorio, que desaparecieron en 1976 y luego fueron liberados durante la dictadura militar, cuando Bergoglio era el superior provincial de los jesuitas. "Verbitsky comete muchos errores al hacer acusaciones de ese tipo. La Corte Suprema de Justicia, a través de su presidente, dijo que no hay ningún tipo de evidencia que muestre alguna responsabilidad del actual pontífice en la desaparición de esos sacerdotes. En ese tiempo, Bergoglio no era obispo", advirtió Pérez Esquivel, que recibió a periodistas de varios países en la terraza de la sede que el Serpaj tiene a pocos metros del Vaticano. La audiencia con Francisco, describió, fue "cordial y emotiva". Se reunieron a solas en la Biblioteca del Palacio Apostólico y luego Pérez Esquivel recorrió los jardines del Vaticano con el embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero. Hablaron, incluso, del acercamiento de la presidenta Cristina Kirchner al Papa, tras la reunión del lunes pasado, aunque no abordaron la propuesta para que el Pontífice interceda en el conflicto entre la Argentina y Gran Bretaña por la soberanía sobre las Malvinas ni tampoco la invitación de la mandataria para que Francisco visite la Argentina. "El acercamiento fue muy importante. Esperemos que esto profundice las relaciones y que éstas sean positivas", pronosticó. Con la cúpula de la Basílica de San Pedro de fondo, el titular del Serpaj afirmó que ambos hablaron sobre derechos humanos. "Me dijo con mucha claridad que hay que buscar la verdad, la justicia y la reparación", señaló Pérez Esquivel. Y añadió que "los derechos humanos son integrales, no hay que limitarlos a la época de la violencia y el terrorismo de Estado. También la pobreza y el medio ambiente tienen que ver con la vida de las personas". Pérez Esquivel, que se reunió seis veces con Juan Pablo II y una vez con Benedicto XVI, elogió la designación del primer papa latinoamericano. "Es muy significativo que la Iglesia salga del eurocentrismo", señaló, tras revelar que en la audiencia hablaron sobre los mártires religiosos y laicos de América latina. Al respecto, adelantó que el Serpaj evocará al recordado arzobispo de San Salvador, Oscar Romero, asesinado por fuerzas paramilitares. Haciendo un juego de palabras, le dejó al Papa una frase: "Los mártires son semillas de vida. Dieron su vida para dar vida vivciendo el Evangelio". Reveló, además, que Francisco le había pedido que rezara por él y lo acompañara. "Es un pedido general, no es personal. Pero yo le expresé mi compromiso de acompañarlo para que su papado pueda estar al servicio del pueblo de Dios y la humanidad." Respecto del comportamiento de la jerarquía de la Iglesia durante la dictadura militar, Pérez Esquivel hizo distinciones. "Hubo algunos obispos que fueron cómplices con la dictadura, pero no Bergoglio. Hubo pocos que nos acompañaron y fueron compañeros de lucha. La Iglesia ofreció muchos mártires religiosos, sacerdotes y laicos", precisó el dirigente. Del encuentro en el Vaticano, Adolfo Pérez Esquivel se llevó la imagen de un papa "preocupado por la situación de pobreza, hambre y marginalidad". Y afirmó que "la elección del nombre de Francisco no es casualidad: es un programa de vida". Ponderó la condición de pastor del papa Francisco -"eso lo diferencia de otros pontífices", dijo- y, con informalidad y humor, sentenció: "Los argentinos tenemos ahora el mate, el dulce de leche, Maradona, Messi, un premio Nobel y el papa Francisco". Al avanzar el día llegaría el mensaje de Bonafini , tal vez la señal de respaldo más explícita que recibió el papa argentino desde el ala izquierda del kirchnerismo.

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