el santo padre francisco

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domingo, 24 de marzo de 2013

En su primera Misa de Ramos, Francisco le habla a los jóvenes

"Aguardo con alegría el próximo mes de julio en Rio de Janeiro. Los cito en aquella gran ciudad", dijo el Papa argentino dirigiéndose a los jóvenes durante la homilía del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro ante miles de fieles. "Queridos amigos, también yo me pongo en camino con vosotros, sobre las huellas del beato Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora estamos ya cerca de la próxima etapa de esta gran peregrinación de la cruz de Cristo", dijo el papa argentino. Desde hace 28 años el Domingo de Ramos es considerada la Jornada de la Juventud por la iglesia católica, por lo que el Papa aprovechó la ocasión para hacer el anuncio oficial de su viaje a Río de Janeiro para participar al encuentro mundial con los jóvenes que se celebra del 23 al 28 de julio. El papa Francisco había manifestado el pasado miércoles a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, su deseo de viajar en julio Brasil y si era posible visitar también al santuario de Aparecida sucesivamente. El primer viaje a América Latina del papa emérito Benedicto XVI, quien renunció a su cargo el pasado 28 de febrero, fue hace seis años a Aparecida para participar a la asamblea general de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM). Por su parte Juan Pablo II visitó en cuatro ocasiones Brasil a lo largo de sus 26 años de pontificado. Francisco presidió por primera vez la misa de Ramos en la plaza de San Pedro con la que inician los ritos de la Semana Santa, uno de los más importantes para la Iglesia católica. El pontífice argentino bendijo los ramos y realizó la procesión que conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén y sobre todo su pasión y muerte en la cruz. "Queridos jóvenes, os imagino haciendo fiesta en torno a Jesús, agitando ramos de olivo; os imagino mientras aclamáis su nombre y expresáis la alegría de estar con él. Vosotros tenéis una parte importante en la celebración de la fe. Nos traéis la alegría de la fe y nos decís que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre, incluso a los setenta, ochenta años", clamó durante su homilía, improvisando algunas veces para citar a su predecesor, Benedicto XVI, a quien visitó la víspera en la residencia de Castelgandolfo. También mencionó un dicho de su abuela y habló de diablo para advertir a los fieles que "no se dejen robar la esperanza que da Jesús". Se trata de la primera Semana Santa que el papa latinoamericano, de 76 años, elegido el pasado 13 de marzo, tiene programado presidir desde el Vaticano. Posteriormente el Papa rezó el tradicional ángelus desde la ventana del palacio apostólico sobre la plaza de San Pedro, el segundo de su pontificado, después de haber reunido a una multitud hace una semana. El papa Francisco llamó hoy a luchar contra la corrupción y la violencia en el mundo y exhortó a los jóvenes a seguir en el camino de la fe, al confirmarles su viaje en julio a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud, en el marco de la primera misa de ramos de su pontificado en plaza San Pedro, del Vaticano. "Miremos a nuestro alrededor: cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencia, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación", denunció ante una multitud. "Y nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo ya toda la creación", agregó. El pontífice aseguró que Jesús en la cruz siente todo el peso del mal "y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección, con Cristo todos podemos vencer el mal que hay en nosotros y en el mundo". También instó a los cristianos a no caer en la tristeza ni dejarse vencer por el desánimo "incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables". En otro momento de la homilía, pidió a los jóvenes que "no se dejen robar la esperanza, por favor, nunca se dejen robar la esperanza", y los convocó para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Río, a la que definió como "esa gran ciudad de Brasil". Tras reiterar que los jóvenes tienen "una parte importante en la fiesta de la fe", sostuvo que "ustedes nos dicen que debemos vivir la fe con un corazón joven, siempre, aún a los 70 y 80 años". En el Angelus, el obispo de Roma volvió a invitar a ese acontecimiento en tierras brasileñas dirigiéndose a ellos en español, italiano, alemán, polaco, francés e inglés. "En julio a Río, prepárense espiritualmente el corazón. Los encomiendo a María, queridos jóvenes, y su itinerario hacia Río de Janeiro. Buen camino a todos", agregó en español. La JMJ fue una iniciativa que el cardenal argentino Eduardo Pironio sugirió al entonces papa Juan Pablo II. La misa del Domingo de Ramos está especialmente dedicada a ellos y las jornadas mundiales se celebran año por medio en un destino distinto. La primera fuera de Roma fue en Buenos Aires en 1987, cuando el Papa polaco reunió una multitud, estimada en 1 millón de personas, en la porteña avenida 9 de Julio. El papa Francisco también encomendó a la Virgen Dolorosa a las personas que sufren, sobre todo a quienes padecen tuberculosis, al recordar que hoy es el día mundial de lucha contra esa enfermedad. Al finalizar la misa, Francisco recorrió plaza San Pedro en un jeep blanco y bendijo a la miles de peregrinos, muchos con banderas argentinas y brasileñas, que eufóricos lo esperaban agitaban ramos de olivo y pañuelos. Al reconocer a algún argentino, mantuvo un breve diálogo a la distancia. Como lo hizo el martes antes de la ceremonia de inicio de su ministerio petrino, el pontífice volvió a bajarse del vehículo para saludar a los fieles, abrasarse con personas con discapacidad y besar a varios niños. Con la bendición del Domingo de Ramos, el papa Francisco inició los ritos de Semana Santa, durante la cual prevé realizar el lavatorio de pies a jóvenes detenidos en una cárcel romana el Jueves Santo, acercándose a los más necesitados, tal como lo hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires. Además, el papa Bergoglio señaló que los jóvenes no se avergüenzan de la cruz de Cristo y agregó: "más aún, la abrazáis porque habéis comprendido que la verdadera alegría está en el don de sí mismo y que Dios ha triunfado sobre el mal precisamente con el amor". "La lleváis para decir a todos que, en la cruz, Jesús ha derribado el muro de la enemistad, que separa a los hombres y a los pueblos, y ha traído la reconciliación y la paz", subrayó. La Jornada Mundial de la Juventud se creó en 1984, cuando tras concluir el Año Santo de la Redención, Juan Pablo II entregó una cruz de madera de cuatro metros de altura a los jóvenes invitándoles a llevarla por todo el mundo. Desde entonces se han celebrado en Roma (1985), Buenos Aires (1987), Santiago de Compostela (España) en 1989; Czestochowa (Polonia) en 1991; Denver (Colorado, Estados Unidos) en 1993; Manila en 1995, París en 1997; Roma de nuevo durante el Jubileo 2000, y Toronto (Canadá) en 2002. En Colonia (Alemania) se celebró en 2005, en Sidney (Australia) en 2008 y en Madrid en 2011. Hasta la JMJ de Toronto, los encuentros se celebraban cada dos años, a partir de Colonia se celebraron cada tres años y ahora se vuelve de nuevo a los dos años debido a que en 2014 se celebrará en Río de Janeiro el Mundial de Fútbol y para no hacer coincidir los dos eventos. Entre los encuentros mundiales, todos los años se celebran estas Jornadas a nivel diocesano en cada país.

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