el santo padre francisco

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viernes, 22 de agosto de 2014

23 de octubre de 2013 - CATEQUESIS DEL PAPA

El Obispo de Roma centró su reflexión en María, prosiguiendo sus catequesis sobre la Iglesia, en una Plaza de San Pedro repleta de miles de fieles - más de cien mil - de tantas partes del mundo. Con la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Luz de los Pueblos, del Concilio Vaticano II, el Papa Francisco destacó tres aspectos de la Madre de Dios y Madre nuestra. María es modelo de fe, no sólo porque como hebrea esperaba de todo corazón la redención de su pueblo, sino también porque con el “sí” que pronuncia en la Anunciación se adhiere al proyecto de Dios “y desde ese momento su fe recibe una nueva luz : se centra en Jesús... La fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel y en este sentido es el modelo de la fe de la Iglesia, que está centrada en Cristo , la encarnación del amor infinito de Dios”. En su audiencia general de este miércoles, el Santo Padre puso de relieve que la Madre del Redentor vivió en la sencillez y humildad cotidiana y como mamá nos quiere brindar también a nosotros el gran don que es Jesús, su amor, su paz, su alegría. Siguiendo a María, la Iglesia no es una agencia humanitaria, sino que está enviada a llevar a todos a Cristo, su Evangelio, su caridad, el amor de Dios. Reiterando que María «es modelo de fe, no sólo porque como hebrea esperaba al redentor, y con su sí se adhiere al proyecto de Dios, sino porque desde ese momento su vida se centra en Jesús», el Santo Padre recordó que «además lo hace desde la cotidianeidad de una mujer humilde que, sin embargo, vive inmersa en el misterio, y su sí, ya perfecto desde el inicio, crece hasta la cruz, en la que su maternidad abraza a todos». María «es modelo de caridad, como vemos en la Visitación, pues ella no sólo ayuda a su prima, sino que le lleva a Cristo, la perfecta alegría que viene del Espíritu y se manifiesta en un amor oblativo. Es modelo también de unión con Cristo, sea en su tarea cotidiana, sea en el camino de la cruz, hasta unirse a Él en el martirio del corazón», subrayó el Papa Francisco alentando a dejarnos interpelar por la figura de María. A preguntarnos si la vemos lejana; si acudimos a ella en la prueba; si somos capaces, como ella, de amar dándonos totalmente. Y si nos sentimos unidos a Jesús, según su ejemplo, en una relación constante o sólo nos acordamos de Él en la necesidad. Invito a todos – exhortó el Obispo de Roma – a pedir al Señor su gracia, de modo que amemos cada vez más a María, Madre de la Iglesia.

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